Nuestra Fundación nace a raíz de la enfermedad de mi hijo Santiago quien tuvo un tumor cerebral a los 17 años. Luego de su muerte desarrollé un programa para acompañar a embarazadas de alto riesgo que llevé al Hospital de Clínicas “José De San Martín”. Al querer presentar el programa, me equivoqué de píso y en vez de dejarlo en maternidad lo llevé a salud mental.
Gracias a esta equivocación, me invitaron a trabajar en psicoprofilaxis oncológica en el espacio de la sala de quimioterapia con pacientes con cáncer de mama y útero. Comencé dando clases de gimnasia localizada, sesiones de fotografía y de reflexología para que los acompañantes pudieran aliviar a sus familiares. Luego se incorporó María De San Martín, mi hija, con la propuesta de pintar durante la quimioterapia como si fuese un taller tradicional. La idea fue realmente innovadora y los resultados superaron nuestras expectativas.
Después de mucho trabajo, logramos sistematizar nuestro programa y replicar el mismo en 16 hospitales más. Hoy estamos trabajando para llegar a la mayor cantidad de Hospitales posibles.